ALEIDA Y LA IDEA

Por Mario Escombro y Eduarda Záitsev. 

Argentina vive momentos dramáticos. Una crisis multidemensional carcome nuestro tejido social y expone los vicios de nuestra pretendida democracia, tan joven y tan vieja que carga la cruz de su inexperiencia crónica, castrada por quienes dicen representar la voluntad de la población.

Hiperconcentración de la riqueza y fuga de capitales; empobrecimiento creciente de los sectores mayoritarios, causa `principalísima de hechos delictivos violentos sufridos por esos mismos sectores; extranjerización estratégica del territorio a costa del desplazamiento de comunidades originarias y criollas en pos del extractivismo propio y ajeno; expeculación inmobiliaria desaforada e imposibilidad de garantizar derecho a la vivienda; carencia de las mas elementales herramientas teóricas que permitan el análisis crítico de la realidad y saturación de informacion que redunda en desinformación manipulada; represión indiscriminada, brutal y selectiva contra toda forma de protesta, entre otros factores, generan en nuestro pueblo un combo de apatía, desilusión, bronca, desidia e indolencia que parece sumirnos en un marasmo colectivo sin precedentes. Sin embargo, una multitud variopinta de nucleos de resistencia emergen de la atomización impuesta y recomienzan la tarea de reconstruir la trama de nuestro tapiz societario con un nuevo diseño. Estos nucleos cuentan con extraordinarias potencialidades y se enfrentan, en inferioridad de condiciones y dispersos aun, al avance del “empresariado” transnacional que gobierna por medio de sus gerenciadores estatales.

En este clima,a menos de 48 horas de unas Elecciones P.A.S.O teñidas de sangre por los asesinatos del Luchador Facundo Molares a manos de la Policía Metropolitana y de la niña Morena y el Médico Juan Carlos Cruz en sendos hechos delictivos del tenor de los que mencionamos anteriormente, una brisa de confianza basada en la experiencia acaricia a la vieja Buenos Aires con las palabras de Aleida Guevara, brindadas en la Casa de la Amistad Argentino-Cubana.

Aleida, médico cubana nacida y criada en el seno de ese heróico pueblo que desde hace mas de seis décadas se hiergue orgulloso frente al monstruo imperialista y resiste sus ataques pese al inhumano bloqueo del que es víctima, está de visita en nuestro pais. Pero no está de vacaciones. La hija del Che, con sus joviales sesenta años y el incansable espíritu revolucionario que heredara de su padre, vino a la Argentina a trabajar. En su estadía ha atendido, voluntariamente y sin remuneración, infinidad de consultas de pacientes en el sistema público de salud y, como si fuera poco, se hizo tiempo para conversar e intercambiar ideas con la nutrida concurrencia que colmó este viernes el salón de aquella entrañable Casa.

Su aniñada y melodiosa voz fue el vehículo por medio del cual la experimentada Doctora desarrolló una serie de conceptos de inestimable valor humano y rigurosidad científica, en el marco de la conmemoración por el 97º aniversario del natalicio del Comandante Fidel Castro.

Comenzó su alocución relatando algunas impresiones al reencontrarse con la comunidad de un barrio humilde de la Localidad de Longchamps y destacó el amoroso recibimiento que le brindaron sus habitantes mas jóvenes, a quienes individualizó en una niña que como gesto de agradecimiento por la atención recibida la recompensó con un “Te quiero”.

En esa línea y con la sinceridad que la caracteriza, luego de referirse al luctuoso suceso en que fuera asesinado Facundo Molares e interrogarse-interrogarnos sobre la deshumanización de una sociedad cuyas Fuerzas de Seguridad asesinan a la población en vivo y en directo, abordó el tema que a estxs cronistas les quedó en la mente como el central en la exposición de la Doctora, a saber: LA UNIDAD DE LOS PUEBLOS FRENTE AL IMPERIALISMO NEOLIBERAL EXTRACTIVISTA.

Tratando de desentrañar los motivos por los que muchos pueblos se enfrentan constantemente a la imposibilidad de sostener la unidad de sus organizaciones, se refirió a la experiencia del movimiento de fábricas recuperadas en Argentina, al que describió como el “primero en el mundo” en el que los trabajadores asumieron el control de sus lugares de trabajo y pusieron en funcionamiento cientos de empresas que habían sido llevadas a la quiebra por sus capitalistas, pero que careció de la unidad suficiente como para sostenerse en el tiempo y servir de nucleo a estadíos de mayor organización popular.

Contrastando esta experiencia con lo realizado por el pueblo de Cuba desde el triunfo de la Revolución, observó que la unidad de dicho pueblo, en intima relación con dirigentes surgidos de su mismo seno, es el hecho fundamental por el cual esa sociedad ha sabido resistir el salvaje bloqueo económico que le impone Estados unidos y acata la inmensa mayoría de países del mundo, sin entregar su soberanía y su independencia.

Al enumerar una serie de aciertos y errores de la democracia cubana, destacó entre los primeros las novedosas formas de organización y participación popular que impulsó la Revolución, entre las que se cuentan las “Asambleas del Poder Popular”; los “Comité de Defensa de la Revolución”; las “Cooperativas de Trabajo”, junto con la “organización de las mujeres cubanas”, y afirmó que estas herramientas aun “no han dado todo lo que pueden dar” en la tarea de mejorar las condiciones de vida de la población, pero advirtió, llamando la atención sobre aquellos dirigentes que pretenden dictar políticas sin el contacto directo y cotidiano con las masas, que “la planificación del trabajo y de la vida debe discutirse, en serio, pero con el pueblo”, de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. Siguiendo este tópico y citando a Fidel, sentenció que “cuando un cuadro revolucionario comienza a preocuparse mas por los zapaticos de sus hijos que de buscar soluciones a los problemas colectivos, comienza a estar en problemas el proyecto”.

Promediando la charla reflexionó sobre la difícil situación económica por la que atraviesa su país e hilvanó los acontecimientos históricos que lo empujaron a esta situación, en una magistral cronología del bloqueo y de las alternativas que la sociedad cubana viene probando en busca de sortear las inmensas dificultades impuestas por un sistema mundial que asfixia a las disidencias. En referencia a ello observó que “las microempresas no resultan en Cuba, hacen mucho daño a la construcción colectiva, las cooperativas se parecen mas a mi sociedad”. Evocó  también las excecrables maniobras que los Estados Unidos implementaron e implementan para doblegar la voluntad de su pueblo y reconoció que “los yanquis son odiables, muy desagradables, pero muy inteligentes, hay que reconocerlo…”.

Al retomar el tema de la unidad enfatizó en que ésta debe lograrse desde la escucha y el respeto, sobre todo por las comunidades originarias de los territorios, que son quienes atesoran conocimientos ancestrales, los cuales, en lúcida amalgama con los adelantos científicos contemporaneos, son la clave para transformaciones profundas en el devenir hacia un mundo mas humanizado y solidario. Para ello citó el ejemplo de los nuerocirujanos peruanos que en Canada realizan operaciones de encéfalo aplicando técnicas descubiertas, hace mileñios, por la civilización incaica. 

Unidad y Solidaridad fueron los ejes sobre los que versó la exposición de la Doctora Guevara, quien hacia el final volvió a mencionar la abrumadora situación económica que enfrenta el Pueblo Cubano, exacervada a causa de la virtual paralización del mundo ocacionada por la pandemia de covid-19 y en medio de la cual, pese a todas las contrariedades fue capaz de desarrollar, “con los últimos recursos que tenía”, cinco tipos diferentes de vacunas y de entregar gratuitamente gran cantidad de ellas al pueblo hermano de Haití que no podía costearlas: “…no podíamos no dárselas y, si pudimos hacer eso, somos capaces de hacer cualquier cosa.”.

En medio del desolador panorama que enfrenta el pueblo argentino, en el cual se avisoran tiempos signados por el individualismo mas deshumanizante, el incólumne ejemplo de Cuba en boca de su embajadora moral resuena en el auditorio y se eleva nuevamente como parámetro de quienes sueñan y trabajan por un mundo en el que la persona humana pueda desarrollarse en armonía con la naturaleza y donde ya no exista la explotación de cuerpos y territorios que impone el imperialismo neoliberal extractivista..

 

   

 

  

  

 

    

  

    

  

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