Los hijos de las clases populares y los “otros” (o breve caracterización del sistema educativo) II parte

Por Vicente Pincen

vicentepincen.ancap@gmail.com

Los intentos de sostener éste vacilante andamiaje fermentan el caldo de cultivo en el que se encuentran sumergidas las futuras generaciones de “ciudadanos” argentinos.

Por un lado, la obligatoriedad genera en los alumnos apatía, disconformidad y rechazo a casi todo lo que el docente propone, cargando con su poca predisposición un ambiente que en nada favorece el aprendizaje.

Por otro, la falta de recursos, lo prescriptivo del diseño curricular, la inadecuada infraestructura, etc., maniatan al docente y acotan su papel a mero enunciador de conceptos que, con suerte, los jóvenes saldrán recitando como loros.

El hacinamiento, en todos los ámbitos de la vida y por ende mucho mas en recintos donde se mesclan diferentes realidades socio-afectivas sumadas a la característica efervescencia de las pasiones  juveniles, produce roces que se traducen en relaciones violentas, las cuales alcanzan momentos álgidos de enfrentamiento entre alumnos, padres y docentes, y son los episodios que periódicamente encabezan las portadas de los diarios, ganan las pantallas de los noticieros y estallan en las editoriales radiales al estilo: “padre de alumno golpea a profesor que intento frenar una riña entre cursos”.

Aunque la corrosión de la estructura en el sistema educativo emerge y es visible en la escuela pública, subterráneamente también carcome a las instituciones privadas, solo que éstas, en tanto empresas de servicios, se esfuerzan por aparentar con más énfasis una imagen ideal de la educación que debería ofrecerse a los niños, pero en realidad cumplen con la sagrada tarea de forjar potenciales explotadores que en el futuro se encargarán de decidir (en distintos niveles) sobre la vida de sus semejantes y engrosarán el círculo vicioso en el que se encuentra la sociedad actual.

Sin embargo, mientras el estado intenta hegemonizar, con mil argucias, el poder de configurar las mentes de la población para conservar los privilegios de las clases dominantes, los hijos de las clases populares continúan  la histórica resistencia contra los monopolios del saber a través de sus organizaciones libres, centros y espacios culturales, bachilleratos populares y asociaciones de padres y madres en contra de la escolarización obligatoria que, de manera constante, conforman la vanguardia de las fuerzas sociales que pugnan por hacer de los intercambios de conocimientos, verdaderas herramientas para la construcción de un mundo mejor.

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