“Eran aproximadamente las 19:30 horas del día viernes 29 de marzo de 1985, Eduardo y Rafael corrían desesperadamente… carabineros los perseguían muy de cerca. La emboscada ya estaba hecha. La orden era matarlos”. Por Manuel Lopez
(Extracto del libro: Los Muertos en Falsos Enfrentamientos: Hermanos Vergara Toledo)
El 29 de marzo el 1985 los jóvenes Eduardo y Rafael Vergara Toledo encuentran la muerte propiciada por las fuerzas represoras chilenas. El hecho aconteció cerca de las 19.30hs en el barrio denominado Villa Francia. Ambos eran militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (M.I.R.). De fuerte vocación política, al igual que toda su familia, fueron perseguidos constantemente por las fuerzas de seguridad.
La muerte de los hermanos Vergara Toledo fue mencionada, en un principio, como un episodio confuso en donde se quiso encubrir un asesinato con un robo a un comercio de la zona. Cuando los jóvenes, junto con otros compañeros, se aprestaban a irrumpir en el local, son interceptados por un grupo de carabineros. Los hermanos reaccionaron y dispararon contra el contingente se seguridad, que procedió a repeler el ataque y “defenderse” de los mismos. Los hechos y las descripciones que se hicieron nunca fueron esclarecedoras, por lo que las declaraciones eran por demás imprecisas. Tiempo después se supo la verdad: los jóvenes fueron asesinados por cuestiones meramente políticas.
El mayor de ellos, Eduardo, contaba con 20 años de edad. Fue asesinado por la espalda, cayendo muerto de manera inmediata. Por su parte, Rafael, solamente tenía 18 años. Al ser herido de bala, es esposado y trasladado hasta un furgón policial. Allí también es cargado el cuerpo de su hermano. Finalmente, es rematado de un disparo en la nunca. Los dos son lanzados a la calle y abandonados en plena vía pública.
El decidido acoso por parte de la Central Nacional de Informaciones (C.N.I.), no solamente con ellos, sino con todos aquellos que estuvieran sospechados de todo tipo de actividad que atentase contra el régimen pinochetista, tuvo el peor desenlace.
Misma suerte corrieron los profesionales y militantes del Partido Comunista, Manuel Guerrero Ceballos, José Manuel Parada Maluenda y Santiago Nattino Allende. Guerrero pertenecía a la Asociación Gremial de Educadores de Chile (A.G.E.CH.) mientras que José Parada era jefe del Departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad, eslabón fundamental para el esclarecimiento de diversos crímenes cometidos por la dictadura. Por su parte, Nattino trabajaba junto con Parada y se desempeñaba como publicista.
La mañana del 29 de marzo es secuestrado Santiago Nattino. Al día siguiente, en la puerta del Colegio Latinoamericano de Providencia, son arrebatados Guerrero y Parada. El operativo estuvo a cargo de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (DI.CO.MAR.). Luego de ser torturados y degollados, los cuerpos son abandonados. Estos fueron hallados un día después, camino a la comuna de Quilicura.
El trágico episodio trató de ser atribuido a un ajuste de cuentas entre grupos de izquierda. No obstante, luego se reveló en verdadero trasfondo: la causa del asesinato tuvo sus fundamentos en las investigaciones que estaban llevando a cabo con respecto a la estructura y al funcionamiento del Comando Conjunto. Parada recababa información acerca del accionar de las fuerzas y contaba con el apoyo de Guerrero y Nattino.
Cada 29 de marzo Chile recuerda con dolor la caída de los jóvenes militantes del M.I.R. junto con el aberrante final de los tres militantes comunistas. Sin dudas, se trata de una fecha que invita a reflexionar y a rememorar episodios de un pasado lleno de privaciones que podían ir desde la acción hasta en la manera de pensar. Finalmente, luego de un largo juicio, los responsables de las muertes de Eduardo y Rafael Vergara Toledo fueron portadores de condenas de 10 a 15 años. Por otro lado, seis miembros que fueron partícipes de los secuestros y asesinatos de Guerrero, Parada y Nattino recibieron la pena de prisión perpetua.