Siendo viernes al mediodía, zarpando en catamarán desde Manaos, Brasil (con destino a Porto Velho) en lo que será un viaje de cinco días, durmiendo en hamaca y perseguidos, de momento, por pequeños delfines rosados, cruzaremos el Río Amazonas. No será un viaje más en nuestras vidas, sino que determinará una nueva percepción de algunos fenómenos propios de la actualidad latinoamericana. Por Federico Firpo
Rodeados por un aproximado de treinta cubanos y diez venezolanos, zarpando de sus casas, sabe Dios con que destino. La política pasará a ser el tema de debate como impronta para la excusa del escapismo. La primera noche, nos encontró en la terraza del barco mirando una megatelenovela que, a pesar de no registrar bien el idioma, nos atrapó a todos los tripulantes de habla hispana. Lo que seguiría a continuación: Brasil – Uruguay, partido de fútbol de las eliminatorias, con destino al mundial 2018. En un intervalo, las noticias mostraban tres cuestiones, dos de las cuales ligadas a la realidad brasilera, otra en correspondencia con la política argentina. De lo dicho, inicialmente se pudo ver un grupo de políticos, ultracatólicos, brasileros celebrando la concreción de un juicio político a Dilma Rousseff y Lula Da Silva, en base a cuestiones relativas a la corrupción, por malversación de fondos, a través de la más grande empresa (pública) petrolera de este país. Acto seguido, se trató el tema titulado como: “traición a la patria, por dólar futuro”, correspondiente a los líderes, enjuiciados, del recientemente saliente gobierno argentino, entre ellos la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner. Ambas noticias celebradas tanto por los cubanos como por los venezolanos embarcados. Entendiendo ellos, que todo esto significara una señal de clara derrota de gobiernos aliados con los de sus respectivos países, algo así como un golpe indirecto a las entrañas del castrismo y chavismo. La tercera noticia, mostraba una serie de poblaciones aledañas a la selva amazónica, víctimas de fuertes inundaciones como consecuencia de la crecida del Río.
En eso, mientras se festejaban dichas noticias políticas, inesperadamente se sumó al debate Odhette, una bohemia brasilera de unos sesenta y cinco años, ex macumbera, devenida hoy en pastora (que en medio del viaje, se tomara un tiempo para liberarnos de nuestros demonios). No tuvo ningún pudor en decir a todos que por más feliz que pareciera el contexto de juicios, representaba, en definitiva, no menos que parte de la misma farsa. A lo cual, continuó aduciendo que, teniendo en cuenta la calaña de quienes venían a derribar a esos gobernantes es aún peor lo que ha de esperarle a América Latina, que ella había vivido ya etapas similares y la desesperanza del final tiende a repetirse. El sueño americano de estos colegas de viaje cubanos, sumado al grupo de jóvenes venezolanos (de aproximadamente 20 años, cada uno), no disimulaba el deseo por nuevos gobiernos de tinte neoliberal, en aras de un futuro más cercano a las ideas políticas estadounidenses, para esta parte del continente.
De allí que, por otro lado, llegáramos unos días después a Cusco (Perú) y tras conocer las maravillas originarias del Valle Sagrado, terminara por sorprendernos la candidatura a Presidente de Keiko (hija del ex presidente Fujimori). Un domingo, tempranito a la mañana, llegando a la frontera con Bolivia, antes de dejar Perú, pudimos ver a la gente madrugando, en medio de las colas para ejercer su derecho al sufragio. Increíblemente, la hija del gobernante más corrupto de la historia de este país, sería la ganadora de las elecciones. No obstante, no se trata de un triunfo definitivo, se dirá la última palabra en segunda vuelta. De todas formas, no deja de asombrar que una mayoría se haya inclinado por dicha candidata. Existe quien dice: “las brujas no existen, pero que las, las hay…”. En el caso de Perú, la crítica plantea que todo el proceso de poder, a partir del derrame propagandístico, está siendo digitado por el mismo Fujimori (padre), actualmente preso, desde la cárcel.
Para colmo de males, venimos a enterarnos del trágico terremoto que sacudió gran parte del territorio ecuatoriano, dejando en el camino más de 650 vidas. Pero esto no es todo, como sí la naturaleza de pronto hubiera tomado alguna especie de partido, nos llega la noticia de una Venezuela partida en dos como consecuencia de un desastre climático, en medio de una disputa a sangre fría entre gobierno, por un lado, y asamblea nacional más empresarios, por el otro, juntando las firmas que determinen la revocatoria (referéndum de por medio), por la cual se pueda destituir del cargo a su presidente, Nicolás Maduro. Como consecuencia del fenómeno climático “El Niño”, en algunos sectores de la patria bolivariana no llueve hace casi ocho meses, derivándose, de la misma falta de agua, una grave crisis energética. Mientras tanto, paradójicamente, producto del mismo patrón atmosférico, en la ciudad de Caracas un sinfín de lluvias incesantes terminó por inundar las zonas más transitadas de la ciudad capital, haciendo imposible el normal desenvolvimiento, generando el caos y la desesperación de sus habitantes.
Entre medio de los climas adversos, en Copacabana, a orillas del lago Titicaca (Bolivia) conocimos a Nelly, una chola que nos diera hospedaje en su casa, luego de leernos el futuro a través de las hojas de coca y de contarnos historias de duendes, de apariciones de serpientes malignas y de advertirnos lo respetuoso y humilde que hay que ser ante la presencia de lo místico, que lo esencial de la vida está en ser uno con el lugar que habita. Escuchando AM, con ella, en una radio vieja, no pudimos dejar de dilucidar el hecho de que una serie de intentonas, por parte de la oposición, pretenda azotar al primer mandatario boliviano, Evo Morales. Fue así que, no tuve mejor idea que preguntarle a ella que opinaba de Evo y de la situación (política actual) boliviana. A lo que respondió: Evo supo ser bueno para Bolivia, pero no lo suficientemente prolijo. Que en su afán de devolverle al pueblo, lo que históricamente le había sido extirpado, cometió el imperdonable error de empoderar políticamente a personas que no se encontraban a la altura de las circunstancias. Que, por lo tanto, no tardarán en caerle, al igual que en Argentina y Brasil, todo tipo de denuncias y enjuiciamientos ligándolo con la corrupción en su país.
En resumen, entre brujas y cacerías, con los buitres de siempre merodeando desde arriba, con una serie de gobernantes enjuiciados, en medio de un contexto claramente cambiante y en vista de los trágicos sucesos climáticos, pareciera ser que la hora le está llegando a las extensiones de la América Latina.
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