Nunca como en la actualidad, se ha podido hacer un análisis tan claro de los intereses percibidos por los poderes concentrados. La Historia, nos pone a mano un Gobierno cuyos protagonistas, desde adentro, toman hoy las mismas decisiones que solían sugerir desde lo oculto. Hoy, igual que ayer, los beneficiados directos pasan a ser los mismos, esta vez, llenando los gabinetes gubernamentales de mega empresarios, disfrazados de políticos.
Por Federico firpo
Como aditivo a la parodia, una suerte de acercamiento; gobierno-medios de comunicación y un periodismo que, no pudiendo ocultar el malestar generalizado, termina por hacerse eco de las problemáticas vigentes, no obstante, siempre en un tono benevolente, como para mantener un pie en cada lado y no perder lo que de credibilidad pueda quedar aun. Complicidad, fidelidad, en fin, asistimos a una serie de movimientos, en una especie de diálogo conjunto. Sin dejar de hacer mención a novedosos ejércitos de cibernautas, puestos a disposición de defenestrar cualquier formato crítico. En un claro y persistente ataque contra la libertad de expresión, ya sea por vía implícita o explícita, que cuando no oculta dibuja el show.
La invitación al Presidente de los Estados Unidos para los 40 años de la dictadura militar, con todo lo que ello implica (Plan Cóndor y La AAA, dirigido todo por el gobierno norteamericano), en línea con la subsiguiente invitación a su querido Rey de España, para comentarle acerca de aquella “angustia” de San Martín por tener que liderar una revolución independentista. Sin olvidarnos las tristemente célebres frases (en referencia a la última dictadura militar): “Es importante saber lo que pasó en esa Guerra Sucia porque hubo muchas víctimas… no tengo ni idea cuantos desaparecidos hubo, no voy a meterme en ese debate”. Palabras más, palabras menos, parafraseo que le costó el trabajo al Ministro (del gobierno macrista) Darío Lopérfido y ni hablar del desligue y la falta de compromiso que intenta demostrar un Primer Mandatario que, a la fecha, no ha hecho sino dar, consecuentemente, una seguidilla de guiños a empresarios, directivos rurales y militares de la vieja época. En definitiva, invocando y haciendo suyo un discurso conocidamente arbitrario, a manos de un líder (naturalmente neoliberal), quien en materia de sensibilidad social ha sido ya bastante más que elocuente.
Los presos políticos, los centros culturales cerrados y apedreados, los jóvenes militantes baleados, los adolescentes tuiteros apresados por hacer una broma, la granada en la casa de la jueza que falló contra los tarifazos, Martina Forns (quien de paso recibió un sutil llamadito de la Ministra de Seguridad, Bullrich, preguntándole si le había tocado pronunciarse en algún fallo importante), la entradera a Tiempo Argentino con la complicidad de la policía, una serie de periodistas alternativos y políticos opositores que se encontraron con sus casas revueltas en medio de extraños sucesos de los cuales les fueron sacados papeles y computadoras (herramientas laborales), sin tocar dinero, ni ropa, etc. Mientras que, por el otro lado, la película de los líderes victimizados nos trae piedras que, aun a la fecha, siguen tratando de encontrar en el auto presidencial, supuestamente apedreado (valga la redundancia). Presidente de la Nación, Vice Presidenta y Gobernadora bonaerense todos, de golpe y porrazo, rodeados por “amenazas sufridas”, bastante flojas de papeles y con la réplica directa de dotarlos a los dos primeros de autos blindados. Impulsores del pánico que, ciertamente, no han sido nunca de final feliz para esta patria en la que tanto nos gusta preguntar a los políticos.
No tomando en consideración, mucho menos remediando, que los espectadores, lejos de ser pasivos, vamos cambiando también nuestras respectivas percepciones al ver como la vara del criterio se mueve según a quien haga referencia la noticia. Empezamos muchos a divisar que nuestros problemas, que son justamente los de la mayoría, no son identificados y en muchos casos raramente invisibilizados. Podemos decir que nos encontramos ante un nuevo capítulo del desaprender, denominado: “Aprendiendo sobre la marcha”. Con un Presidente procesado y un Ministerio de Economía liderado lisa y llanamente por los protagonistas del Mega canje, Corralito y por demás capítulos de las nefastas relaciones carnales de los 90, tapando las culpas propias, simplemente poniendo el énfasis en lo ocurrido de 10 años para acá. La superación, para quienes hayan sido víctimas de esta perversa victoria, consiste en que: si bien han votado, atendiendo a las cuestiones negativas, comprendidas con bases en el pasado reciente, empiezan a ver decisiones políticas y económicas del presente que tienden a ser regresivas por sí solas. Que en definitiva, el gran show montado, poniendo también a disposición, para sí, a la Justicia y la Seguridad, no es más que la puesta en escena, a través de apariciones estelares y mega operativos espectaculares, en un zarpazo en el que las personas, por su parte, se encuentran denigradas, inmersas en medio de olas de despidos y realidades que no permiten siquiera pagar los servicios más básicos.
Terminamos atrapados, siendo al fin y al cabo, los espectadores de una justicia por mano propia, de la cual, el mismo gobierno que la genera: en pleno contexto de empobrecimiento y desocupación, a la vez (valga la redundancia) genera también (con la Ministra de Seguridad a la cabeza) desde el plano ideológico individualista, aplaudiendo y vociferando, implícita y explícitamente, generando humo como para desviarse de las causas que en los hechos llevan a retroalimentar esa inseguridad, es decir, escondiendo la basura debajo de la alfombra.
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