Corría el año 2011 y por esas cosas del destino nos encontrábamos en las tierras de Hugo Chávez celebrando el Bicentenario de Venezuela, radios y televisoras vociferando una Revolución con Simón Bolívar como insignia. Podíamos percibir resabios de una contradicción en esencia, devenida en revolución democrática, con un panorama que se debatía entre: socialismo-liberalismo. Entre las Reformas más importantes de una nueva Constitución Nacional (sancionada a partir del año 1999), se encontraban: combinaciones entre propiedad privada y propiedad comunal, detonante para las expropiaciones a posteriori. Se adiciona a la República el carácter de Bolivariana y se genera, a partir de ahora, un apartado en reconocimiento a las poblaciones originarias, Capítulo VIII; De los derechos de los pueblos indígenas.
Por Federico Firpo
Pero el dato, quizás, más importante es el del Referéndum revocatorio; Titulo III (De los Derechos Humanos y garantías, y de los deberes), Capítulo IV (De los derechos políticos y del referendo popular), artículo 72. Muchos historiadores se han pronunciado al respecto de las bases democráticas del chavismo. Elecciones, por doquier, todos los años, respetando voluntades de las poblaciones todas. Sin embargo, a mi entender, existía un problema sustancial si es que hablamos de Revolución y, más aun, de Revolución Democrática. En tanto y en cuanto se ganará urnas mediantes, todo sería en pos de caras de la misma moneda: pueblo, democracia y revolución. Pero, ¿qué pasa, con esas mismas estructuras, de ganar opositores? Sucede que, del otro lado de la vereda se dejan ver candidatos representantes de intereses neoliberales, con lo cual, las posibilidades de freno al régimen, de banderas socialistas, estaban a la orden del día. He aquí la contradicción, al hablar de Democracia, haciendo alusión a procesos eleccionarios consecutivos, pero sin atender a que esos rasgos democráticos son heredados de voluntades liberales. Entiendo que, la actualidad venezolana pone hoy en evidencia ese pequeño detalle al verse acorralada por una Asamblea Nacional, recientemente triunfante (elecciones legislativas, 6 de Diciembre, 2015). Si bien los motores para llevar adelante un Revocatorio, contra el Presidente Nicolás Maduro, empezaron ya a calentarse, encuentra el chavismo en estirar hasta abril, dicho referendo, su última carta democrática. Ya que, al cumplirse las dos terceras partes del mandato, el vicepresidente será quien tome el cargo. Si bien la cantidad de firmas, necesarias para presentar el referendo popular, están; existe una relación triangular Estado-Asamblea Nacional-Tribunal Supremo de Justicia, que es la que opositores denuncian como dilatadora del proceso revocatorio.
Tal vez, el contexto sudamericano general, nutrido por una especie de capitalismo light-cool vs poderes concentrados, terminó por aislarse un poco del venezolano en particular. Queda claro hoy, que las ambiciones progresistas pueden ser fácilmente absorbidas cuando intereses conservadores se ven incomodados. De más está decirlo: avances mediáticos, avances judiciales y en el caso de Venezuela, el avance legislativo.
En lo referente a la oposición movilizada: este viernes, 28 de Octubre, la Toma de Venezuela representó un paro general en todo el país. La réplica del Gobierno ha consistido en que: Empresa tomada, empresa que pare… empresa que será expropiada automáticamente. En adición, a las reivindicaciones opositoras, una convocatoria para el 6 de noviembre desfilando hacia el Palacio de Miraflores, algo así como la Casa Rosada en Argentina. Remarcando denuncias de abusos por parte de quienes ellos denominan la casta burocrática militar, en tanto suerte de apéndice del gobierno y freno a la voluntad popular al no cumplir con la figura de referendo (al Presidente Nicolás Maduro), capítulo que el propio chavismo supo suscribir en la nueva Constitución.
Con simpatizantes chavistas irrumpiendo la Asamblea, al mejor estilo corte del pueblo y con la oposición llamando a dirigirse a casa de Gobierno, al parecer, referendo o no referendo y, como no podía ser de otra forma, las cosas en Venezuela empiezan a definirse desde las calles.