Por Juan Alberto Perez
Desde que asumió Macri, en diciembre de 2015, los fines de año de los trabajadores del estado lejos están de ser un época de balances, festejos y relax en paz y en familia. Porque desde los primeros días del gobierno del cambio, se avanzó en un feroz achique del estado que comprende básicamente un oleaje de despidos. La finalización del 2017 cumple con la misma tónica, se han registrado cerca de 600 despidos de trabajadores del estado en diferentes áreas. Asimismo, se anunció que la sangría continuará.
La única lógica que rige en el gobierno es la de la friolera de los números. Han decidido que los números deben cerrar aunque esto cueste aumentar la cifra de desocupación. En los últimos días del año la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) ha dado a conocer una cifra de despedidos en todas las áreas del estado nacional que resulta indignante. En Fabricaciones Militares, tanto en las sedes de Río Tercero, Villa María, Fray Luis Beltrán y Sede Central el número asciende a 110 despidos. En las últimas horas se viralizó un video en donde un trabajador anunciaba entre llantos la lista de despedidos de la planta de Fray Luis Beltrán, por supuesto sin causas y con una planta militarizada ante el temor de manifestación. Por otro lado, y al calor del conflicto por la desaparición del submarino ARA San Juan, el Ministerio de Defensa, comandado por Oscar Aguad, no tuvo coraje para darles explicaciones a los familiares y a la sociedad sobre el devenir de los 44 submarinistas, pero sí tuvo el tiempo suficiente para cesantear 70 trabajadores de la cartera.
Por otra parte, otra de las carteras más afectadas por la tijera oficial es la del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM), una suerte de monstruo que nació con la destrucción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; en dónde el número de despedidos llega a los 108. En una clara lógica de retirada del estado de toda intervención en medios de comunicación y en la cultura, no sólo desfinancia programas de fomento y participación vitales para estas áreas, sino también achicando el plantel de trabajadores. Cabe aclara que en el Ministerio de Cultura también hubo despidos, alcanzaron a 64, y en el INCAA el número es de 21 trabajadores.
El ministro de Energía, Juan José Aranguren, es una de las “estrellas” del “mejor equipo de los últimos 50 años”. Por sus manos han pasado los tarifazos que más han perjudicado a la sociedad argentina, hechos que no han resquebrajado ni un poco su posición como uno de los funcionarios mas influyentes del gabinete. Por eso, tampoco suena extraño que el ajuste llegue a su cartera también. Son 140 los contratos que no se han renovado en el Ministerio de Energía de la Nación.
La lista es más extensa y la detallamos a continuación:
Fabricaciones Militares:
Río Tercero 29 – Villa María 30 – Fray Luis Beltrán 35 – Sede Central 16
Ministerio de Defensa: 70
ENACOM: 108
SENASA: 4 Formosa – 2 Córdoba
Energía: 140 contratos
Modernización: 10
Jefatura de Gabinete: 7
Presidencia: 28
INCAA: 21
ANSES: 7
Ministerio de Cultura: 64
Esta problemática se acentúa a que en gran medida los trabajadores de las diversas áreas del estado no pertenecen a la planta permanente, muchos son contratos cuyo vencimiento dan la posibilidad de no ser renovados y no arrastrar con las cargas patronales. Es una forma de flexibilización laboral leonina que deja a merced de la voluntad del gobernador de turno la estabilidad laboral. Cabe decir que esta modalidad adaptada por el gobierno de Mauricio Macri, y que es bajada a todas las dependencias estatales, está vinculado a un programa del Fondo Monetario Internacional que es quién digita el armado socio económico de estos gobiernos neo liberales.

ATE ha llamado a un paro nacional con movilización el Ministerio de Modernización para el día 4 de enero luego de un plenario de delegados que se desarrollo esta tarde. Sin embargo, el gobierno plantea apretar directamente a los trabajadores con descuentos de días y la pérdida de los bonos por asistencia, como ya sucedió estos días con los paros contra la Reforma Previsional. El panorama se vuelve oscuro y la disputa recién empieza.
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