CARTA ABIERTA DE CECILIA

El criterio patriarcal a la hora de tomar decisiones de despedir mujeres en medios de comunicación, en este caso llegó a Posadas, Misiones. El canal local Somos Posadas de Cablevision fue el protagonista. El despido de Cecilia Perez y el maltrato recibido en su ambiente de trabajo merece que nos detengamos a leer su escrito, y pensemos en cuantos lugares esto esta ocurriendo y miramos para el costado. 

Por Redaccion ANCAP

Carta Abierta de Cecilia Perez:

Soy Cecilia Pérez, de profesión periodista, recibida de la carrera de técnico en comunicación social.

En junio de 2013, comencé a trabajar en el noticiero del canal local Somos Posadas de Cablevision, llevando adelante tareas de producción, entrevistas y conducción al aire de tres emisiones diarias del informativo.

El martes 27 de febrero de 2018, me comunicaron de mi despido en la empresa, dos días después de haberme reincorporado tras una licencia médica de cinco meses por un cuadro de depresión y ansiedad, provocado por el ambiente laboral y el maltrato de algunos de mis compañeros y superiores.

En septiembre del 2017, acudí a una consulta médica con mi psiquiatra Ramón Gomez, MP 01080, después de varias noches sin poder dormir, y días de llanto recurrente. Hacía varios meses tenía una tos permanente y a menudo se me cerraban las vías respiratorias.

Hacía poco más de un año, había denunciado ante mi supervisor a un compañero por malos tratos. Gritos, insultos, desmerecimiento de mi trabajo. Casi todos los días ocurría alguna situación desagradable. Un día, nos dirijimos al Parque del Conocimiento a hacer una cobertura, y se bajó del auto a los gritos, tratándome de ridícula, y diciendome “¿no te das cuenta que nadie te quiere?”, entre otras expresiones de similar tenor.

Luego de varios meses de padecimiento, entregué a la empresa un escrito, manifestando, estas y otras situaciones que venía sufriendo casi a diario por parte del denunciado.

Fue entonces, que tomó intervención el departamento de recursos humanos de la empresa, el cual convocó a una reunión, donde me pidieron que explique lo que había sucedido, en presencia del compañero denunciado. Esta experiencia resultó sumamente desagradable, ya que para ese entonces yo sentía terror de estar ante esta persona. Al comenzar la reunión, este señor se dirigió a mí diciendo “vos no estás bien de la cabeza”. Esto en presencia de la gente de recursos humanos, mi supervisor, y el supervisor de canales de la subregión. Como balance de ese encuentro, terminaron pidiéndome que olvide todo lo sucedido y “sigamos mirando hacia adelante”.

Devenido de esto, y alertados por la presencia de recursos humanos, la mayoría de mis compañeros elaboró una nota en apoyo al denunciado, sin conocer cuáles habían sido los hechos, y criticando mi accionar, lo cual la empresa archivó como un precedente en contra mío.

En este contexto, además de la persona que me maltrataba, se sumaron otros compañeros. Había burlas hacia mi trabajo. La mayor parte del tiempo me ignoraban. Hubo algunas “reuniones de trabajo” a las cuales no me invitaban y me enteraba cuando llegaba a trabajar y las puertas del estudio estaban cerradas por esas reuniones. El clima era cada vez más difícil de sobrellevar.

En una conferencia telefónica, el supervisor subregional de canales locales me dijo que si no me gustaban las cosas, “que renuncie”.

Mi salud física y psíquica fue empeorando. No podía (y aún me cuesta) contar lo que estaba pasando sin largarme a llorar.

El 24 de noviembre, hice una presentación en el ministerio de trabajo de la provincia de Misiones, contando lo sucedido, y denunciando violencia laboral, de género y discriminación, expediente nro 6692/17, el cual aún sigue abierto.

Al tercer mes de licencia, medicina laboral de la empresa solicitó una consulta con una especialista asignada por ellos, la cual confirmó el diagnóstico y sugirió reforzar la medicación.

Al cumplirse los tres meses de licencia, fui notificada por la empresa que finalizó mi licencia con goce de haberes, e iniciaba el período de un año de resguardo del puesto.

El 26 de febrero, obtuve el alta médica compensada (en continuidad con el tratamiento), y regresé a mi lugar de trabajo, sin poder salir a hacer mis tareas habituales por la supuesta espera de una autorización de la empresa.

Al otro día, 27 de febrero, me informaron que prescindían de mis servicios.

Respondimos junto a mi abogada con un telegrama obrero, solicitando mi reincorporación, por tratarse de un despido discriminatorio, en base al expediente aún abierto en el ministerio de trabajo, y por mi reciente reincorporación luego de mi licencia médica.

Con el último informe médico, se dió inicio a la demanda civil contra la empresa Telecom Argentina (absorbente de Cablevision tras la fusión), la cual se encuentra actualmente en curso.

He agotado todas las instancias pidiendo un ambiente de trabajo sin violencia. No es justo que me quede sin empleo y sea castigada por esto. Pido a la empresa, que vea los medios de garantizar que este tipo de situaciones no se repitan. Nadie tiene que sufrir violencia ni malos tratos por parte de sus pares ni superiores. Con mi despido, podrán lograr que deje de denunciar internamente, pero el problema persistirá en la medida en que no se solucione de fondo. Yo por mi parte voy a seguir buscando justicia.

Cecilia Pérez, DNI 32701803

 

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