Por Redacción ANCAP
Imágenes: Arveja Esperanza y Pichón
La Marcha Nacional Contra el Gatillo Fácil fue multitudinaria. Recorrió desde la zona del Congreso hasta la Plaza de Mayo y dejó en su andar un halo mezcla de angustia y rabia. Todos sentimientos generados por la violencia con la que le arracaron una vida al pueblo, a las familias y la amenza para los que quedan. Pero por sobre todas las cosas ánimos de lucha inquebrantables.
Si hay un elemento característico que personaliza la problemática quedó plasmado en esa cuarta marcha que se desarrolló en todo el país. Son las imágenes de los jóvenes asesinados en las manos de sus madres, aquellas que continúan buscando justicia y peleando porque esto no le vuelva a suceder a nadie más. “Estamos acá por nuestros hijos, pero por sobre todas las cosas por los hijos que quedan vivos” dijo Alejandra Díaz, madre de Luisito, una víctima de gatillo fácil. Ese es el sentimiento, el de lograr una justicia que sea para las víctima pero también para los jóvenes que viven hoy en los barrios humildes que son carne de cañón para las tropelías y las aberraciones que están dispuestas a hacer las fuerzas de seguridad.
Esta cuarta marcha, que no será la última, tiene lemas bien conocidos. “Justicia para las víctimas” “Basta de Gatillo Fácil” y “El Estado es Responsable”. “No nos vamos a callar, somos las voces de nuestros hijos. Estamos acá, todas juntas para decir basta de Gatillo Fácil, para decirle basta a esta Ministro y a este gobierno corrupto que dice que no hay pena de muerte y si la hay; que dice que no estamos en la dictadura, que estamos en democracia y en plena democracia me hicieron desaparecer a mi hijo” dijo Angélica Urquiza, madre de Kiki Lezcano. Y ese sentimiento recorrió la marcha, el sentimiento de que la pelea es por los que no están, pero por los que están también.
