Por Federico Paterno
El 10 de septiembre de 1815 nace un reglamento para la primera reforma agraria de América latina, donde se expropiaba las tierras y se las repartía entre los que la trabajaban con la prevención que los más infelices sean los más privilegiados. Artigas da a conocer el “Reglamento Provisorio de la Provincia Oriental para el Fomento de la Campaña y Seguridad de sus hacendados”.

Contenido del Reglamento de 1815:“Los más infelices serán los más privilegiados. En consecuencia los negros libres, los zambos de igual clase, los indios y los criollos pobres, todos podrán ser agraciados con suertes de estancia si con su trabajo y hombría de bien propenden a su felicidad y a la de la Provincia. Serán igualmente agraciadas las viudas pobres si tuvieren hijos y serán igualmente preferidos los casados a los americanos solteros y estos a cualquier extranjero”.
José Gervasio Artigas fue el caudillo oriental que logró armar un ejercito popular conformado por gauchos orientales, los peones rurales, arrieros, negros esclavos y libres, mestizos e indígenas. Entre sus victorias se encuentra la del 18 de mayo de 1811 derrotando a los realistas en el combate de Las Piedras.
El escritor uruguayo, Eduardo Galeano, lo recordó en su gran libro Las Venas Abiertas de América Latina
“Seguían a Artigas, lanza en mano, los patriotas. En su mayoría eran paisanos pobres, gauchos montaraces, indios que recuperaban en la lucha el sentido de la dignidad, esclavos que ganaban la libertad integrándose al ejército de la independencia. La revolución de los jinetes pastores incendiaba la pradera. La traición de Buenos Aires, que dejó en manos del poder español y las tropas portuguesas el territorio que hoy ocupa Uruguay, provocó el éxodo masivo de la población hacia el Norte. El pueblo en armas se hizo pueblo en marcha.”
Exiliado en Paraguay Muere Artigas a los 86 años, el 23 de Septiembre de 1850.
Así lo recordó el poeta uruguayo Mario Benedetti
“Lo abandonaron lo jodieron lo etiquetaron
pero no fue por eso que se quedó para siempre en tierra
extraña por algo nadie quiere hurgar en su silencio de viejo firme
no fue tosco como lavalleja ni despótico como oribe ni astuto
como rivera fue sencillamente un tipo que caminó delante de su gente
fue un profeta certero que no hizo públicas sus profecías
pero se amargó profundamente con ellas”.