Redacción ANCAP
Imágenes Arveja Esperanza
El cementerio de Flores fue escenario del Día de los muertos. Una celebración que se lleva adelante todos los 1 y 2 de noviembre en donde se honra la vida de los muertos.
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Esta conmemoración nació en México en la etapa pre colonial y se extiende hasta nuestros dias. Es muy respetada y muy practicada en casi todo Latinoamérica. En Bolivia, Brasil, Perú y México es feriado nacional.
En Argentina son principalmente los inmigrantes quienes llevan adelante la celebración, ellos son los que se acercaron hasta el camposanto del barrio de la Ciudad a reencontrarse con los suyos.
Desde el mismo 31 de octubre comienzan los preparativos con los altares y las mesas en el cementerio, a la espera de la llegada de los honrados difuntos. El 1 de noviembre, ya en horas del mediodía, se inicia la celebración con el encendido de una vela blanca que sirve para guiar a los seres queridos para que encuentren el camino.
Quienes lo realizan esperan con ansias las visitas de sus muertos. Algunos rezan, otros cantan, algunos acercan un parlante con la música preferida de los difuntos, le preparan su comida favorita, les llevan algo para tomar. Y así pasan los dos días en el que los difuntos se encargan de asegurarse que su gente los recuerde y los tenga en su memoria. Es una celebración por la vida, aunque parezca un contrasentido, se celebra la vida vivida y el recuerdo que dejaron.