¿QUIÉN PONE EL CULO?

Por Juan Meza

Por disposición del Banco Central de la República Argentina (BCRA), desde el pasado miércoles, a la compra de dólares se le debe sumar un 35% deducible de ganancias y bienes personales. Por lo que la divisa pasó de $103 a $131. De esta manera se cierra un poco más el grifo para que los dólares que escasean dejen de ir de las reservas, que son pocas. Pero ¿era la solución volver a tocarle, una vez más, el bolsillo a los pequeños ahorristas? ¿Y si le empezamos a tocar el culo a las grandes fortunas?

LA MEDIDA

La suba del dólar en esta ocasión no es tal. No se sube el tipo de cambio, por lo que los precios no deberían subir, en ninguno de los rubros. Si se hubiese optado por la suba del precio del tipo de cambio, quienes se iban a ver afectados eran los dos tercios de la población que están bajo la línea de pobreza. Lo que se hizo fue ponerle más restricciones a la compra del dólar para aquellos que pueden comprar 200 de la moneda norteamericana al mes. Ahora, además del 30% del dólar solidario (tipo de cambio oficial más 30%) se le debe sumar 35% más, no acumulativo, en concepto de anticipo de ganancias y bienes personales. Quienes estén alcanzados por alguna de estas dos normas, a fin de año fiscal se le deducirá de su presentación anual. Quienes no paguen ganancias ni bienes personales, según la AFIP, deberán realizar un trámite para la devolución de esa diferencia acumulada durante todo el año. Hasta aquí se lee una medida más de protección contra la fuga de divisas del BCRA, pero ¿era la solución? En lo inmediato, era una de las soluciones. Claro que esto cierra un poco la canilla, pero quien pueda seguir comprando los dólares, a pesar de las nuevas las restricciones, lo seguirá haciendo, porque ahorrar en pesos no es negocio, y poner la plata en un banco tampoco es tan redituable. Esta medida le toca el bolsillo a quienes compraban los USD 200 en el banco, lo sacaban, iban al mercado paralelo, lo vendían a un precio mayor y tenían, por lo menos, $6000 más a fin de mes para poder bancar los gastos. ¿Es ilegal o poco moral? Y bueno, cuando hay que pagar las tarifas elevadas de servicios públicos esenciales, o poner un plato de comida en la mesa, se hace las mil y una vueltas para poder llegar a fin de mes.

EL SUEÑO VERDE

La compra de dólares, para el argentino promedio, es palabra santa. Somos el país, por fuera de Estados Unidos, que más dólares tiene per cápita, incluso por encima de Ecuador que tiene su economía dolarizada. Este sueño verde, este dios dólar no es de siempre, pero tampoco es reciente. Muchos medios y gran parte de la sociedad, repite de manera insoslayable que tenemos un problema político y económico desde hace “70 años”. Entre líneas se puede entender que es culpa del peronismo. Culpar solo al peronismo sería caer en un simplismo y es una falta de rigor histórico atroz. El periodo en que mayor daño se hizo a la sociedad, desde la economía, fue durante los siete años que van desde 1976 a 1983. ¡Sí!, durante la dictadura cívica-eclesiástica-militar. Quien estaba a la cabeza de los “Chicago Boys” era José Alfredo Martinez de Hoz. Estuvo al frente del Ministerio de Economía desde 1976 a 1981. Allí hizo el anuncio del “Programa de recuperación, saneamiento y expansión de la economía argentina”, la famosa “tablita”. En su discurso, Martinez de Hoz, afirmó que se abría “un nuevo capítulo en la historia económica Argentina. Hemos dado vuelta una hoja del intervencionismo estatizante y agobiante de la actividad económica para dar paso a la liberación de las fuerzas productivas”. Con esto se inauguraba un período de crisis cíclicas que tenemos hasta el día de hoy.

¿LA SOLUCIÓN ESTÁ?

Es una pregunta difícil de responder, siempre y cuando haya voluntades políticas y no se esperen solo milagros. La comodity de la soja en las bolsas del mundo está en alza. Y eso a la Argentina, con el modelo sojero que tiene, le viene como anillo al dedo, porque se pueden vender las mismas cantidades de toneladas a un precio más elevado y lograr divisas genuinas para acopiar en el BCRA y lograr aumentar las reservas que tanto preocupan. “Hoy estamos exportando menos de 60 mil millones de dólares. Necesitamos el compromiso del Gobierno, de las empresas y de la sociedad para volver a exportar 90 mil millones de dólares” dijo Miguel Ángel Pesce, el presidente del BCRA, al programa radial “Pasaron Cosas”. La profunda crisis económica en la que nos dejó Mauricio Macri, sumada a esta pandemia que tiene en vilo a todo el planeta, fueron un combo explosivo para la economía local argentina. Uno de los ingresos de divisas provenía del turismo, con la pandemia, momentáneamente se ve clausurado. Otro eran las exportaciones, pero por el contexto global se vieron netamente afectadas, lo que genera menos ingreso de dólares.

Para que la economía deje de sangrar divisas, como no hay turismo y tampoco un alza en las exportaciones, se optó por que los ahorristas pequeños dejen de comprar dólares, o que sea menos atractivo escudarse en la moneda norteamericana. Así se evita que las reservas sigan bajando. Pero acaso ¿no sería mejor apuntar a los grandes que a los chicos? Con esto queremos decir que el impuesto a las grandes fortunas, que en realidad sería un aporte único, que dormía desde abril para entrar al recinto, que recién ingresó hace dos semanas y este miércoles comenzó a discutirse en comisiones, aún no está preparado para bajar a las cámaras. Este aporte único alcanzaría a casi 12 mil personas en el país, las cuales tienen más de 200 millones de pesos en patrimonios. Aplicándose una alícuota de entre un 2% y 3.5% lo recaudado se estima que sea una cifra de 300 mil millones de pesos aproximadamente. Entonces ¿por qué cuando se toman medidas económicas tendientes a paliar situaciones adversas, se perjudica siempre a un mismo sector? O ¿Por qué nunca se toca el bolsillo de los que más tienen?

Estas medidas adoptadas, por el momento apuntan a quienes pueden ahorrar. Ahora se tendrá que ver si los especuladores juegan al amo y al esclavo y hacen de las suyas mientras el gobierno los mira pasar, como vio pasar Vicentin por su lado. Las grandes fortunas siguen gozando de buena salud financiera sin que siquiera se les haga un raspón. Los problemas del dólar en la Argentina datan ya de 4 décadas. El problema es estructural ¿no será hora de pesificar la economía? ¿Y si damos vuelta la página negra de Martínez de Hoz?

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