UN PUEBLO LLENO DE PREGUNTAS Y UN GOBIERNO QUE LE DA LA ESPALDA

Por Camila Bustamante

El jueves 24 de septiembre a las 11:30 am, los habitantes de San Antonio de Areco (Buenos Aires) esperaban con ansias la llegada de nuestro actual Presidente Alberto Fernandez y el Gobernador Axel Kicillof para inaugurar el barrio “Papa Francisco”. Las personas estaban inquietas al notar que los minutos transcurrían y aquella tan esperada visita aún no llegaba. Pasadas las 12:00 am el helicóptero presidencial se hace presente haciendo que más de una persona se emocione.

Antes de que el Presidente de la Nación se haga presente, cuatro adolescentes hicieron aparición en el lugar, captando la atención de más de una persona, recibiendo diferentes tipos de comentarios negativos, aún así, nada impidió que ellos siguieran allí. La combi que transportaba a los políticos comienza a pasar entre la multitud, ellos sabían que se iban a encontrar con personas emocionadas por aquella presencia allí pero lo que no pensaron que encontrarían era a un pequeño grupo socio-ambiental con los carteles en alto, pidiendo justicia por Facundo Astudillo Castro, la renuncia de Sergio Berni, ley de humedales y que se diga no al acuerdo porcino, reclamando a su vez que Argentina no se vuelva el nuevo matadero del mundo y un foco de una posible y futura pandemia, si el acuerdo se lleva a cabo. Axel voltea y se queda viendo los carteles de forma seria y con un dejo de sorpresa.

La policía se acerca a aquel pequeño grupo pidiendo que no se acercaran demasiado, rodeándolos en todo momento y con la vista fija en ellos.

La ceremonia da comienzo cerca de las 13:30 pm. Tanto el presidente como el gobernador y Francisco Ratto (intendente de SADA) hablaron frente a las cámaras, olvidando que detrás de ellos a más de 200 metros de distancia estaba aquel público que, aún siendo conscientes del contexto pandemico que transitamos y el incumplimiento de la cuarentena, resistieron y esperaron. Las cámaras se apagaron y los abrazos entre los hombres de traje se hicieron ver ante el público.

Las personas, al ver que el presidente se estaba alejando lo siguieron, y alrededor de las 14:00 se subió nuevamente a la combi y pasó por en medio de las personas, quienes lloraban y gritaban su nombre llenos de emoción. Los carteles se hicieron presentes llevándose más de una mirada de los que estaban acompañando a Alberto, quien al hacer una cuadra baja del automóvil, saluda y entra a la UNSADA (Universidad Nacional de San Antonio de Areco), dejando a sus fanáticos esperando afuera bajo el sol.

Los minutos pasaban y el presidente no salía, las personas comenzaron a abandonar el lugar puesto a que el calor era cada vez mayor y la espera no terminaba. Los carteles seguían  en lo alto, muchas veces siendo criticados pero otras veces las preguntas ante lo planteado aparecían por lo tanto la explicación también. Más de una persona se fue asombrada y con nuevos conocimientos e ideas, puesto que no es algo de lo que todos hablan.

Luego de una hora de espera la policía federal se hace presente frente a la combi, Alberto sale del edificio y sube con total tranquilidad, se sienta dándole la espalda a su gente y cierra la ventanilla; los gritos no tardaron en llegar. Su público le pedía por favor que los mirara, que los notara y que al menos los saludara pero les dio la espalda.

Antes de que el motor de la combi comience  a funcionar, el presidente voltea, mueve su mano y saluda con una sonrisa hasta que su vista fue obstruida por cuatro carteles con reclamos justos. Su sonrisa se borró y se detuvo a leer para después voltearse y dar la espalda de nuevo a su gente. Cerca de las 15:20 comienzan a alejarse dando por finalizada aquella ceremonia, la multitud se dispersa y cada uno toma un camino diferente. El presidente y el gobernador subieron al helicóptero presidencial y se fueron dejando en las personas una mezcla de emociones.

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