“SER MUJER ES FACTOR DE RIESGO”

Por Ana Izurieta
Hace 10 años fue Candela Sol Rodriguez, en 2001 Natalia Melman, en 2014 Nicole Sessarego, en 2015 Ángeles Rawson, en 2017 Micaela GarcÍa o Marina Menegazzo y MarÍa José Coni… Estos fueron solo algunos de los nombres que más escuchamos en nuestra era, nombres que no solo salieron los noticieros, sino que fueron historias que hicimos propias, historias que sentimos y vivimos, con estos nombres y estas historias nuestras mamás empezaron a decir más seguido “cuídate” “llamáme cuando llegues”, “no andes sola” entre tantas de las frases que ya naturalizamos.

Lo cierto es que cada menos de 31 horas matan a una mujer en Argentina, según la cadena France 24 cada 2 horas y media se registra un femicidio en América Latina y además 1 de cada 3 mujeres sufre violencia de género, donde 58 de cada 100, son asesinadas por parejas o familiares. Latinoamérica se encuentra segundo en el mundo con mayor tasa de femicidios, después de África.

Con solo leer los números, da miedo, y no es solo leerlo porque no cabe dudas de que una mujer respira, camina y vive con miedo. La realidad es que no pasa un segundo sin pensarlo porque todo es importante, desde caminar con las llaves en las manos para hacer ruido si se acerca alguien, ir en contra de la marcha de los autos, usar ciertas zapatillas, caminar por avenidas y no por calles vacías hasta escuchar que habla el chofer de tu taxi.

Hace unas semanas fue trending toping en las redes y titular en los noticieros, el caso de Sofía Echazarreta, una joven de 22 años que subió a sus redes ciertas historias llorando y contando la horrenda situación que había presenciado al tomarse un taxi y escuchar a su chofer hacer pedidos de comida por teléfono de cierta manera extraña, lo cual le recordó el conocido caso de la red de trata de personas norteamericana “Pizzagate” generando que rápidamente tomara la decisión de bajarse del automóvil con mucho miedo a lo que ella que fue “salvada” por un grupo de jóvenes que la alcanzó hasta su hogar sana y salva.

A las pocas horas sus historias estuvieron en todas las redes acompañados con hashtags como #NiUnaMenos o #HARTA mostrando claramente el apoyo entre las mujeres. La contracara de esto fueron también los centenares de comentarios o memes sobre lo acontecido (mayormente provenientes sobre hombres) lo cual generó un enojo mayor, y en algún sentido es una reacción lógica al cansancio que genera ser mujer en esta sociedad capitalista patriarcal.

A Sofia, se la acusó en medios como Twitter, de haber dañado la imagen de un taxista y su familia en vano, pero nadie se tomó el tiempo de preguntarle a Sofia ¿Porqué le tuviste miedo a un pedido de comida? Sofía es una más y pudo haber sido tranquilamente una Candela Rodríguez, pero esta vez pudo contarlo, esta vez quizás el chofer no tenía malas intenciones, pero ¿Uno de cada cuántos son “normales”?

Desde nenas nos cuidamos, no cuidamos hasta de no mirar hacia cierto costado cuando hay hombres en la calle, nos cuidamos de estar siempre acompañadas, no cuidamos hasta de no respirar fuerte porque “puede llamar la atención” y la pregunta es ¿Porqué vivimos cuidándonos en vez de vivir viviendo? ¿Porqué la sociedad anhela tanto lo “normal” cuando la normal es todo lo que nos hace mal?

Solo hay una respuesta a esto y es MIEDO, un miedo que ya no recordamos cuando apareció, pero solo se curará con las palabras claves que engendran la acción que se espera de nuestra sociedad: “CONSCIENCIA Y RESPONSABILIDAD SOCIAL”. Los varones no son enemigos, pero si son el virus que ataca constantemente (como bien muestran las cifras), es necesario el repensar la masculinidad para deconstruirla en un proceso personal; cada uno debe comenzar desde su lugar contagiando la idea a quienes nos rodean. Esto va a terminar cuando este sistema que no descansa en su afán de seguir rebajándonos tome consciencia del privilegio que es ser varón hoy día y el daño que esto produce, nadie nos va a devolver las vidas de nuestras compañeras asesinadas, pero si podemos hacer que lo que a ellas les pasó no vuelva a suceder, porque ser mujer ya es ser factor de riesgo.

No hay dudas que toda mujer tuvo miedo en algún momento de su vida tan solo por el simple hecho de ser mujer y eso es cansador.

Tiene que parar.

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