por Federico Firpo
Otra vez caemos en la crónica involuntaria de algún llorón hincha de Racing, o sea yo. Y en este caso, tras lo sucedido con el último partido de River, recordé un jugador del millonario, años atrás, diciendo que habían inventado el VAR para “cagar a River”.
Reconozco qué, como hincha de Racing, siento algo no muy distinto. Pero no particularmente en contra o a favor de un determinado club, sino más bien en torno a la perpetuidad de un sistema qué, a pesar de todos los cambios en cuanto a los avances tecnológicos, sigue apañando los favoritismos puestos en la permanencia de los más grandes. Algo así como, la consecución de nuevos darwinismos futboleros.
“Increíble, se puede dar una definición como en 2018 en Madrid, en Río de Janeiro (2020)” dice el titular del diario hegemónico por exelencia para el deporte argentino, el de la misma corporación que (todos los que tenemos sensibilidad social) no dudamos en afirmar que miente. O bien, para el caso, diciendo la verdad, que no es otra cosa que el producto de una gran mentira.
El kirchnerismo albertista no es tanto muy parecido a aquel buen kirchnerismo y el fútbol en este sentido parece no ser la excepción, algo parecido sucede en el contexto sudamericano y su respectivo fútbol, internacionalmente presentado a través de la tristemente célebre CONMEBOL. No me olvido de los papelones de equipos perdiendo 3 a 0 escritorio mediante (por, supuestamente, jugadores mal fichados), pero en el caso de Bruno Zuculini (River) contra Racing… la vista gorda, en fin.
Goles mal anulados, penales mal cobrados, goles en offside (para otros equipos) a pesar de las mejoras de la era digital y en el caso personal, la antesala de Tevez quebrando a algún jugador de Racing, o bien el típico codazo a alguno de los delanteros por parte de los centrales del equipo de la ribera y todo lo recientemente citado a favor sólo del equipo preponderante en lo económico y comercial, nada nuevo para el caso. Como epígrafe de la pedorreada podemos recordar en una Copa que tiene como insignia los mandatos del General Don José San Martín, que la más importante de sus finales haya sido jugada no sólo en España, sino directamente en su propia capital, Madrid.
Washington, Boston, Masachusets, Orlando, Hollywood, la Nasa o quizás, por qué no, en el Pentágono habrá de jugarse la próxima final, suspendida por hinchas que ni siquiera irán a la cancha. Mostrando en definitiva, los claroscuros de lo que tiene de Libertadores nuestra América Latina.
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