NO CAEMOS TODES IGUAL

Por Juan Meza

Según un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) la actividad económica cayó un 10% en 2020. Pero la caída no es la misma, para los que tienen los bolsillos llenos, para estos fue más lenta, y en ocasiones no fue caída, mientras que para el grueso que tiene los bolsillos flacos y la panza, fue veloz, pero aparentemente sin ruido, porque muches miran para otro lado

En el año de la pandemia, el INDEC registró una caída en la actividad económica del 10%, colocándose segundo en el podio, solo superado por el registro del 2002 cuando la caída de ese año fue del 10,9%. En términos estadísticos los números asustan, más si tenemos en cuenta que se acercaron a lo que fue la crisis del 2001-2002. Pero hay sectores a los que no les fue tan mal en medio de esta crisis heredada del gobierno macrista y en medio de una pandemia cuando hablamos de sectores, hablamos del sector empresario, no de la clase trabajadora.

En un informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA), que es el centro de estudios de la CTA, indican que desde el 2018 los márgenes de ganancias de las empresas más grandes del país aumentaron mientras que los salarios seguían a la baja.

Desde marzo de 2018 hasta fin del año pasado los precios minoristas aumentaron menos que los precios mayoristas, esto quiere decir que el productor en su fábrica tuvo un incremento en los precios de un 230 % mientras que ese producto en los comercios se vendía con un 190% a la vez que los salarios perdieron su poder adquisitivo 23,8% entre noviembre de 2015 y el mismo mes de 2020. La traducción simple es que a la vez que las grandes empresas aumentaban los precios de sus productos, el costo salarial para el empresariado era cada vez más barato. El excedente bruto de explotación sobre el valor agregado que no es ni mas ni menos que la plusvalía, o sea, los márgenes de rentabilidad que producen les trabajadores con su labor, son los más bajos en la historia del país, mientras los márgenes de ganancias para las empresas privadas son los más altos en la historia.

El estudio de CIFRA indica que “esta “caída libre” del salario real ocurre en un escenario signado por la aceleración del ritmo inflacionario durante los últimos dos años del gobierno de Cambiemos, y su desaceleración en 2020 aunque manteniéndose en niveles elevados. No es una cuestión menor que este proceso inflacionario estuvo impulsado por los precios mayoristas, en tanto que los minoristas si bien se expandieron significativamente lo hicieron en un nivel inferior. De allí que desde la perspectiva del empresariado la reducción de los costos salariales –medidos en relación a los precios mayoristas en lugar de los minoristas que refieren al poder adquisitivo– es superior. A tal punto que en el sector privado el promedio de los costos salariales cayó 23,8% entre noviembre de 2015 y el mismo mes de 2020 (8,4 puntos porcentuales más que su poder adquisitivo).”

Y dicho estudio agrega “El análisis por rama de actividad también exhibe importantes asimetrías. De las 295 ramas de actividad a cuatro dígitos de la CIIU, 152 experimentaron reducciones de las remuneraciones reales por encima del 20% y dentro de este universo 50 ramas registraron caídas superiores al 30%. Es evidente que para todas ellas un acuerdo de precios y salarios que supere levemente la inflación no resultará suficiente. Lo propio cabe para los trabajadores del sector público cuyos salarios reales tuvieron una caída de 29% entre noviembre de 2015 y diciembre de 2020.»

En un año electoral, donde el gobierno viene golpeado por ajenos y propios, busca elevar su imagen para poder salir victorioso en los próximos comicios, la apuesta fuerte es la recomposición salarial, porque por más que la proyección de los números den una bocanada de aire para poder emerger de lo profundo del mar y que la actividad económica sufra una suba, si el pueblo no tiene poder adquisitivo para poder satisfacer necesidades, difícil será que la economía se reactive. De todas formas, la discusión viene a poner un parche a este sistema estructural roto en el que solo unos pocos se ven beneficiados.

 

 

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