Por ALDONZA LORENZO
Que Guzmán la cuente como quiera, lo cierto es que en su “gestión” el nivel de vida de la inmensa mayoría de la población empeoró drásticamente. En su “carta” de renuncia, el flamante ex ministro de economía desarrolla un alegato de su desempeño al frente de la cartera mas sensible del gabinete e intenta hacer una valoración positiva de las políticas implementadas por su equipo.
Con una sintaxis que podría corresponderse con la de un estudiante secundario, Martincito comienza su misiva agradeciendo a Alberto Fernández por la confianza depositada en el equipo que armaron juntos y enseguida se escuda en la pandemia y en la guerra en Ucrania, queriendo minimizar las consecuencias de su legitimación del fraude, convalidado por él al firmar el “acuerdo” con el FMI que subordina la vida de 4 generaciones futuras de “compatriotas” a los intereses del “stablishment”.
El doctorado en Norteamérica continúa dando un rodeo sobre su “vida adulta” dedicada a “construir una visión y capacidades para conducir un proceso de normalización de la economía argentina” (¡) y apela a la “patria”, al “pueblo” y a la “familia” para recalcar su sentimiento de “responsabilidad” en los “tiempos difíciles”, cerrando el párrafo con la infaltable mención del “Himno Nacional Argentino” y considerando “particularmente especial” (¡) el momento en que sonó en el acto de asunción de su gobierno.
A continuación recuerda su primera alocución pública como ministro, en la que habló de “tranquilizar” la economía, meta que “constituiría una verdadera épica” y ¿aclara? que “una economía tranquila es aquella donde las grandes mayorías enfrentan condiciones para su pleno desarrollo humano”, para luego hablar sin dar detalles de “secuencia de acciones” que “contribuyesen a una economía de mercado (i) inclusiva sobre la base de generación de empleo; (ii) dinámica a partir de la agregación de valor y conocimiento; (iii) estable en una Argentina que reparta las oportunidades de forma equitativa a lo largo y ancho del territorio federal y fortalezca su soberanía”. Bonita expresión de deseo, que mejor quedaría en la pluma de alguien mas sensible en materia literaria pero que le sirve a Guzmán para arribar al tema principal de su carta, a saber: “el problema de las deudas externas insostenibles”, no sin antes parapetarse nuevamente tras la pandemia con el fin de justificar las políticas que empujaron a la gravísima situación por la que atraviesa el “pueblo” que él evoca y conmoverse por el “nivel de esfuerzo y concentración” que observó en el “gabinete y en los distintos equipos de los ministerios involucrados en dar respuesta a la situación”.
Tras advertir que en la “economía siempre hay disyuntivas” y que se encontró con una “Argentina pobre de instrumentos” menciona las “políticas de protección de las capacidades económicas y sociales sin precedentes” que aplicó y destaca el IFE y las ATP como los sortilegios con los que se conjuró el maleficio. Luego habla de la “impresionante recuperación económica” del año 2021 y lanza cifras que en una flagrante manipulación solo figuran en sus papeles, mas no en la realidad cotidiana de una población cada vez mas pauperizada. Anota un 10,4% de crecimiento del P.B.I; recuperación de 1,1 millón de puestos de trabajo; una reducción del desempleo del 6,1%; un incremento de la inversión del 32,9%; una disminución de la pobreza del 5% y vuelve otra vez a mentar la pandemia antes de lanzarse a pontificar sobre la importancia del ingreso de divisas y resaltar el aumento de las exportaciones de 65 mil a 80 mil millones de dólares.
Elogiando nuevamente al Presidente por “su decisión de recuperar primero y fortalecer luego el sistema científico y tecnológico del país”(?) proclama que la “Argentina tiene con qué construir un gran futuro” aunque se guarda de formar parte de tan heroica “construcción” a pesar de que “tenemos los recursos humanos y físicos para ello”. Mas adelante enumera las políticas tributarias impulsadas por su gestión y nombra el proyecto de “Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva”; la “Reforma del Impuesto Sobre los bienes personales”; “un nuevo esquema para el Impuesto a las Ganancias de las Sociedades” y la “revisión de la estructura de alícuotas de los derechos de exportación” a las que califica de “hitos” sin acertar a explicar cómo éstas medidas beneficiaron a la ciudadanía.
Dedica redundantemente extensas líneas a recordar las “deudas insostenibles” contraídas por el gobierno de Macri sin nombrarlo y califica de tóxicos a los endeudamientos con el FMI (“el mas tóxico de todos”), mezclando este tema con el mercado de la deuda pública en pesos en un galimatías imposible de digerir, por medio del cual pretende caer parado tras haber saltado al vacio cuando estampó su firma en los documentos que el “Fondo” guarda celosamente en su poder como prueba del servilismo al que somete a sus vasallos.
Las carillas siguientes las invierte, entre otras cosas, en hacer la crónica de la vergonzosa negociación del pago de una deuda ilegal y fraudulenta para lo cual -confiesa- contó con la complicidad de Diputados y Senadores, agitando el “cuco” del “default”, lo cual lo hace aparecer ante los ojos de quien lee la misiva críticamente, como el avestruz que esconde su cabeza para negar la realidad que lo circunda. Para finalizar, agita el fantasma de la guerra en Ucrania y se larga con una serie de sugerencias a quien lo remplace; una chorrera de agradecimientos por los hipotéticos apoyos recibidos y una nueva catarata de elogios para el Presidente en los que alterna el “usted” y el “vos” al referirse a su “querido Alberto”.
Lo que no dice Guzmán en su carta de renuncia (no indeclinable) es porqué renuncia. Mucho menos hace mención de la devaluación encubierta que sufrió el poder adquisitivo de sus “compatriotas” en estos mas de dos años al frente del Ministerio, periodo durante el cual el dólar que rige los precios de las grandes mayorías tuvo un incremento del 250%.
Que Guzmán la cuente como quiera. Quienes no se dejan engañar saben que el hombre hizo bien los deberes y que su renuncia tiene que ver con que su tarea está cumplida. Su tarea consistió en convalidar el despojo perpetrado por sus antecesores.
Por lo demás, los precios en los comercios se dispararon entre un 20 y 60% desde que se conoció la noticia y las tensiones sociales se agudizan mientras el gobierno comienza una ofensiva contra las Organizaciones Sociales a las que se demoniza desde los medios monopólicos. La cosa se pone linda, veremos cómo termina.
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