MASSAZO A LA MOVILIZACIÓN POPULAR

Por Aldonza Lorenzo

Dibujo Martín Vera 

Sergio Massa se inició en política bajo el ala de Álvaro Alsogaray (Militar liberal conservador que fuera funcionario de Aramburu, Frondizi, Guido, Onganía y Menem.), en la UCeDe fundada por el influyente ingeniero que lanzó, allá por el año 1959 y justificando un ajuste que ponía en riesgo el cobro de salarios de les trabajadores del sector público, la tristemente célebre frase “hay que pasar el invierno”.

Este “abogado”, que consiguió su título con mas de 40 años cumplidos y se desempeña en la función pública desde los ´90, ha logrado lo que ni la dictadura de Videla pudo conseguir: Acabar con el peronismo. Para ello hizo un largo recorrido. Primero se infiltró en las filas del justicialismo, con la anuencia del inefable patilludo riojano y gracias a su relación con el mafioso Luís Barrionuevo, tras impulsar la fusión de su partido de origen con las ruinas del que otrora fuera un movimiento nacional y popular, logrando escalar hasta una subsecretaría del ministerio del interior para luego convertirse en asesor de Ramón “Palito” Ortega en el Ministerio de Desarrollo Social. Luego se desempeñó como diputado provincial por Bs. As. durante el desgobierno de Fernando De la Rúa, cargo en el que comenzó a hacerse fuerte en el partido adoptivo. Durante el interinato de Duhalde fue designado al frente de la ANSES, cargo al que se aferró con uñas y dientes y renunció a la banca de diputado nacional, tras ser elegido en 2005, para seguir manejando los suculentos fondos que el organismo ponía en sus manos. En 2007 asume, tras haber renegado de su simpatía por el club de Barrionuevo (Chacarita) para volcarla sobre el de sus nuevos dominios (Tigre), como Intendente de la localidad que le da nombre a la institución deportiva. Su corta gestión en la intendencia dio paso a que en 2008 asumiera como jefe de gabinete de Cristina Fernández, cargo del que se licenciaría alrededor de un año para luego retornar al delta, donde tienen su paraíso narcos y sicarios mientras se inundan los barrios populares.

Elegido nuevamente diputado nacional, por segunda vez se niega a asumir para conservar la intendencia de la fluvial localidad bonaerense. Comenzada la ruptura con la Presidenta se avoca a la tarea de capitalizar su propio “kiosco” por medio de la creación del “grupo de los 8” que sería la base del “frente renovador”, cuidándose de permanecer dentro del “frente para la victoria” hasta ser reelecto como intendente en el año 2011.

Ya con partido propio, en 2013 pidió licencia nuevamente al sillón municipal para asumir, por primera vez, la banca en el Congreso Nacional, desde donde comenzó a atacar al gobierno al que había pertenecido hasta entonces, haciendo blanco en “la jefa” hasta mucho después de la finalización del mandato de ésta.

Durante el gobierno de Mauricio Macri se dedicó a mantener un discurso de oposición mientras acompañaba las políticas del empresario desde la “honorable cámara”, al tiempo que fustigaba en los medios a la ex presidenta y tejía alianzas con el Partido Demócrata Cristiano, Celeste y Blanca, Unión Popular, MID y Tercera Posición, buscando la candidatura presidencial que nunca llegaría.

En 2017 quedó afuera del Senado, luego de que su candidatura junto a Stolbizer sacara solo el 11,32 % de los votos.

Ante el desastre del macrismo y su propia derrota, Sergio comprendió que para él también podría “haber 2019” y concentró su energía en arrimarse nuevamente al populismo del que había renegado, hecho que se hizo público tras el sospechoso robo que se “verificara” en sus oficinas por marzo de ese año, tras intercambiar unos twits con la ex presidenta.

Por esas volteretas poco comprensibles que tiene nuestra “democracia”, Massa se hizo fuerte en la actual colisión… perdón, coalición  de gobierno y tras haber sido elegido diputado y presidente de la H.C.D en el “año de la promesa”, hoy se hace con la “suma” del poder económico (y político) del país al ser designado por  Alberto “ni chicha ni limonada” Fernández como superministro, acaparando las carteras de economía, producción y agricultura.

Este hombre es el que antes de asumir en su flamante cargo, con un par de llamados telefónicos, ha desarticulado la manifestación que varias organizaciones sociales habían anunciado para hacer llegar sus reclamos al poder real, concentrado en la SRA, el sábado 30, y que ahora es forzada por los dirigentes sociales burócratas  a desviar sus miras y su destino hacia el Congreso, donde hacen su labor los empleados del “stablishment”, lo que significa un verdadero massazo a la movilización popular cuando recién empezaba a apuntar a sus verdaderos enemigos de clase.

 

 

 

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