El clásico del fútbol escocés es mucho más que un partido. Viejos rencores británicos, duelos religiosos y diferencias ideológicas se ponen en juego cada vez que Celtic y Glasgow Rangers están frente a frente. La historia atrás de la pelota, al estilo de ANCAP.
Por Diego Ferraro.
diegoferraro.ancap@gmail.com
Ninguno de los 2000 espectadores presentes aquel 28 de mayo de 1888 sabía que estaba ante un hecho histórico. El 5-2 a favor de los verdiblancos de Celtic no es más que un hecho anecdótico, siendo el primero de los 554 enfrentamientos que tienen a la fecha. Pero aquel partido fue el puntapié inicial de una rivalidad que no conoce límites, y las razones que separan a una entidad de la otra no tienen sus orígenes en razones futbolísticas.
El Glasgow Rangers fue fundado por un obispo protestante y rápidamente fue adoptado por los trabajadores portuarios de la ciudad. Para 1888, ya era el equipo más popular de la capital escocesa; a su vez, el Celtic había sido fundado apenas un año antes por un grupo de inmigrantes irlandeses, que habían llegado a Escocia siendo muy jóvenes en la década del ’40 (siempre hablando del siglo XIX), escapando de una crisis social conocida como La Gran Hambruna, hecho que provocó la muerte a 1.600.000 personas y que generó una gran emigración hacia países vecinos. El hecho que la fundación de ambos clubes tenga origen en diferentes nacionalidades fue el primer punto de conflicto entre ambas entidades . Quienes fundaron al Rangers, como la mayoría del pueblo escocés, eran de religión Protestante. A su vez, quienes fundaron al Celtic eran de religión católica, siendo en los primeros años de enfrentamientos el principal punto para una rivalidad que no dejaría de acrecentarse. Si bien no se puede aseverar que el 100% de los seguidores del Céltic son católicos y el 100% de los seguidores del Rangers son protestantes, las mayorías en ambas parcialidades son abrumadoras. A punto tal que en el Rangers existía una ley no escrita de no incorporar a jugadores católicos, realizando recién en 1989 la primera incorporación deun jugador que profesara dicha religión. El jugador en cuestión era Maurice Johnstone, proveniente de Alemania, pero con el agravante que era un ex jugador del Céltic. Johnstone era aborrecido por ambas parcialidades: unos lo consideraban un traidor, y otros no toleraban sus creencias religiosas.
La rivalidad entre ambas instituciones creció muy rápidamente, y para principios del siglo XX eran las instituciones más importantes y movilizadoras de Escocia. En 1909 se produjo un hecho muy particular: Ambas instituciones definían la copa local. Por aquel entonces, cuando una final acababa empatada, no había ni tiempo suplementario ni penales, sino que se repetía el encuentro tantas veces como fuese necesario hasta que hubiera un ganador. El escenario era el mítico Hampden Park donde al día de hoy la selección escocesa juega sus partidos internacionales como local) y como en cada clásico lucía abarrotado. El primer partido fue empate. El segundo encuentro, a falta de 10 minutos para el final, transitaba el mismo sendero. Entonces, en las tribunas comenzó a circular el rumor que el encuentro estaba pactado para empatar y forzar un tercer partido, y así seguir recaudando muy importantes sumas de dinero. Tal fue el descontento del público ante el rumor, que ambas parcialidades invadieron el campo de juego, agredieron a la policía e incendiaron las boleterías. Desde aquella jornada, el clásico es llamado el Old Firm (la vieja empresa), debido al rédito económico que ambas entidades obtienen del odio que se profesan abiertamente.
La Primera Guerra Mundial apaciguó un tanto las aguas al no enfrentarse las instituciones durante aquel período, pero al reanudarse las competencias, rápidamente el duelo sumó un nuevo condimento: la independencia del Estado de Irlanda en 1921. Los simpatizantes del Celtic, por los orígenes irlandeses del club, rápidamente levantaron la bandera independentista, y hasta en numerosas ocasiones se ha visto en sus tribunas banderas en favor del I.R.A . (Irish Republican Army, ejército que aboga por la unión de la República de Irlanda e Irlanda del Norte, como Estados soberanos e independientes del Reino Unido). Por su parte, la parcialidad del Rangers, de tradición conservadora, se pronunció en contra del movimiento separatista y en favor de la unión de Gran Bretaña. Respecto a esta diferencia política entre las instituciones, hay un hecho muy llamativo que se repite en la actualidad: los días que se enfrentan, no suelen verse banderas con los colores verdiblancos del Celtic ni azules del Rangers. Las banderas que flamean en las gradas son las de Irlanda por un lado y las del Reino Unido por el otro.
El sectarismo creciente en la rivalidad debido a las diferencias políticas y religiosas fue creciente a lo largo del tiempo. El racismo y lo hiriente de las canciones que entonaban ambas aficiones les costó sanciones económicas a las instituciones, y por el alto nivel de violencia que desarrolló en torno del partido en la década del ’70, los encuentros son jugados a las 12 del mediodía, para evitar que los fans concurran al estadio en estado de ebriedad. Un estudio de las fuerzas de seguridad locales reveló que los niveles de violencia aumentan 9 veces los días que se disputa el Old Firm respecto de un día cualquiera.
Las curiosidades no conocen de limites en este enfrentamiento. En 2006, el arquero polaco y católico del Celtic, Arthur Boruc, se persignó ante la tribuna del Rangers, y desató un escándalo; hasta fue amonestado porque el juez del encuentro lo consideró una incitación a la violencia. Al partido siguiente, el mismo arquero celebró la victoria de su equipo luciendo una remera del Papa Juan Pablo II, compatriota suyo y de quien es abiertamente admirador, ante el repudio de la parcialidad del Rangers.
En 2012 el holding que administraba al Rangers, fue acusado de utilizar 58 millones de dólares de fondos de pensiones en los 10 años anteriores. El fisco británico intervino el club poniendo a cargo a un liquidador, pero pese a rematar los bienes no se pudo evitar la desaparición del club. Rápidamente fue refundado como Rangers Football Club y los clubes adheridos a la Federación Escocesa lo admitieron, pero debió comenzar militando en la cuarta división.
En la actualidad, el Celtic es escolta del Aberdeen en la Premier League de su país, mientras que el Rangers logró ascender dos categorías en forma consecutivas, y se encuentra segundo en el Championship (segunda división), lo que le permite disputar un play off por un lugar en la máxima categoría del fútbol local.
De darse una situación lógica, en la segunda mitad de este 2015 se volvería a disputar el clásico más importante de Escocia, y uno de los más pasionales del mundo.
Una nueva demostración que en gran parte del planeta el fútbol es cultura, en la cual se ponen frente a frente mucho más que dos colores y, que si bien una pelota girando no cambia el curso de la historia, la pone en juego en un rectángulo verde es capaz de enfrentar dos modos de vivir y pensar. El retorno del Old Firm está cerca. Escocia los espera. El mundo futbolístico también.
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