El sistema previsional en Argentina es un tema sensible. El gobierno plantea una reforma jubilatoria. Los sindicatos están alertados ante la posibilidad del retorno de las privatizaciones en el sector. Por eso paran los trabajadores de ANSES. En este contexto hacemos un breve resumen de la historia reciente de los aportes de los trabajadores, una caja muy suculenta y codiciada. Por Juan Alberto Pérez.
Si hay algo que en materia de derechos se puede ponderar del gobierno kirchnerista es la recuperación de los aportes jubilatorios de los trabajadores y restablecer el rol estado como garante en dicha cuestión. Desde la llegada de Macri al gobierno suenan rumores muy potentes acerca de la cuestión jubilatoria sobre una posible ley de reforma previsional. Se conocieron hace algunos meses algunos detalles de en qué consistiría el proyecto de ley. Por este motivo y ante la posibilidad de regresar a un panorama de privatización de las jubilaciones, los gremios que integran a los trabajadores del ANSES se encuentran en paro y movilización por 48 horas, desde el miércoles 29 de junio. La manifestación que se erigió frente al Congreso nacional pretende alzarse contra el posible desfinanciamiento del Fondo de Garantía de Sustentabilidad.
El Sindicato de Empleados de la Ex Caja de Subsidios Familiares para el Personal de la Industria (Secasfpi), que conduce Carlos Ortega, es el principal precursor de la embestida contra la posibilidad de sanción de una ley que atente contra las conquistas logradas desde el 2008 cuando se reformuló la ley jubilatoria, que terminaba con casi dos décadas de privatización de la jubilación en Argentina, para pasar a una administración única del estado de los fondos de retiro de las personas. “Desde el día uno nos manifestamos en contra de esta ley que dictamina el vaciamiento de Anses. Vienen por el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, por el regreso del negocio de las AFJP” declaró Ortega en un comunicado de la entidad sindical, y a su vez señaló “Vamos a defender Anses y el Fondo de Garantía de Sustentatibilidad que es un patrimonio de todos los argentinos”.
En declaraciones a los medios de comunicación el actual titular del ANSES, Emilio Basavilbaso, afirmó que el sistema tal y como funciona es inviable y que necesita una reforma, declarándose en contra del régimen de moratoria que permite que personas sin aportes accedan a una jubilación. “Es injusto que la gente que contribuye reciba lo mismo que la gente que no contribuye” comentó Basavilbaso, sin tener en cuenta que esas personas no aportaron por no conseguir trabajo en blanco. Además, se prevé una percepción diferencial para quienes no posean aportes a partir de la nueva ley. Esto sería algo como una “pensión a la vejez” más que una jubilación. Pero sería interesante hacer un breve repaso sobre la situación del sistema previsional en la Argentina durante los últimos años.
EL NEGOCIO REDONDO CON LA PLATA DE LOS “VIEJOS”
En 1986, durante una grave crisis financiera del país, el gobierno de Alfonsín decretó el Estado de Emergencia del Sistema Previsional. Entonces se hacía muy difícil afrontar por parte del estado el pago de los haberes jubilatorios por el vaciamiento de las arcas producto de la herencia de la dictadura. Así, se fue socavando en la credibilidad del sistema estatal de solidaridad de los aportes de los trabajadores. Sumado el crecimiento de la informalidad y la evasión impositiva en el ámbito laboral.
Para la década de los ’90 la receta que le encontró el gobierno menemista a la cuestión venía desde Chile. Se trataba del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP), o sistema de capitalización, mediante el cuál se le abría las puertas a los privados a la administración de los aportes de los trabajadores. Así nacieron las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP), cuya finalidad era la de manejar dentro del mercado de valores los capitales producto de los aportes para luego depositárselos en cuotas a los jubilados, no sin antes cobrar un porcentaje por los “serivicios prestados”. Los aportantes podían optar por esta opción o por seguir en el régimen de reparto solidario estatal. Sin embargo, una vez elegida la opción no había vuelta atrás. El anzuelo para optar por el régimen privado fue la promesa de mejores ganancias.
A pesar de esto, el estado seguía pagando un porcentaje para completar la jubilación de los que aportaban en las AFJP. Por lo tanto, el estado subsidiaba al régimen privado que supuestamente venía a quitar la asfixia económica que comprendía hacerse cargo de las jubilaciones. Las AFJP sólo financiaban el 40% del total del sueldo y el restante era financiado por el Estado. Mientras tanto percibían el aporte de los trabajadores y trabajaban con su dinero en los mercados de capitales generando rentabilidades exorbitantes.
FINAL DEL “SUEÑO” Y VUELTA AL ESTADO
La crisis financiera internacional y el creciente mercado laboral en negro fue llevando a la desfinanciación de las AFJP. Para 2007 habían dilapidado todo el capital que poseían. Por este motivo el Estado tuvo que actuar impulsando una ley de reforma del sistema previsional. En esta reforma se retornaba al sistema de reparto estatal de jubilaciones y pensiones. Se estableció el Fondo de Garantía de Sustentabilidad para atenuar el impacto del mercado financiero sobre el capital de los aportantes. A su vez, se abrieron moratorias para que aquellas personas que tengan edad de jubilarse y no posean aportes puedan acceder. En Argentina la tasa de informalidad laboral es altísima y es indispensable la acción del estado para garantizar que esas personas tengan posibilidad de percibir un ingreso cuando no puedan ejercer más tareas laborales.
Así se llegó hasta 2016 cuando en septiembre se ejecute la última moratoria. El gobierno nacional ha decidido no renovarlas y dar paso al debate de un nuevo régimen jubilatorio. Por este motivo, y ante el antecedente del accionar de CAMBIEMOS en temas de políticas públicas es que se prenden las alarmas de hacia donde va a virar el sistema previsional, que es tan sensible para la vida de los argentinos.
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