Por Juan Alberto Pérez
En un panorama de creciente avance sobre los derechos de los trabajadores, en uno de los sectores más castigados por la informalidad y la flexibilización, como la construcción, se anotó una víctima más de un sistema que desecha a las personas como pañuelos descartables. Se conoció la muerte de un trabajador en una obra en Rosario tras caer al vacío desde gran altura.
Así es que este lunes un trabajador de apellido Falcón, de 48 años, nacido en Paraguay, encontró la muerte tras caer por el hueco de un ascensor desde una altura de unos seis metros. Según los médicos del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarios (SIES) de Rosario, que llegaron a la obra de la intersección de las calles Génova y Avellaneda, cercana a la cancha de Rosario Central, la lesión mortal fue un traumatismo de cráneo grave.
A partir de declaraciones de los compañeros de obra de Falcón se pudo conocer pormenores sobre las condiciones laborales en las que trabajan, hecho por el cuál se aumenta el riesgo de los trabajadores al realizar su tarea. Según este testigo que declaró ante el medio local rosario3.com son «apurados» por la constructora y no llegan a «supervisar» si realizan correctamente sus tareas.
“UN CROMAGNÓN POR AÑO”
En la zona de Rosario no es aislado este tipo de accidentes fatales. En julio pasado, otro obrero murió en la localidad de San Lorenzo en un episodio similar. Además, este panorama se extiende a lo largo y a lo ancho de país, en dónde el sector de la construcción tiene un saldo por demás negro en materia de muertos en situación laboral. Según Víctor Grosi, titular del Sitraic, gremio de la actividad que compite por la representación con la Uocra, “Hay un Cromagnón por año” y agregó “entre 270 y 300 trabajadores mueren por accidentes en las obras por año”.
La Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT), qué es el organismo gubernamental que debe velar por el efectivo cumplimiento del derecho a la salud y seguridad de la población cuando trabaja, poco hace al respecto. Sobre todo teniendo en cuenta las cifras alarmantes que emanan de los informes anuales que realizan sobre los índices estadísticos de muertos en condiciones laborales. Según la SRT en 2016, último informe disponible, 219,1 trabajadores cada mil muere por accidente de riesgo de trabajo por año. Con particularidades muy negativas al interior del país dónde este índice aumenta a 842 en Formosa y 895 en San Luis.
CABA, MUERTE Y DESIDIA
En la Ciudad de Buenos Aires la cuestión no es menor, el índice marca 120 muertes anuales. Y todos son casos en dónde las condiciones laborales son muy precarias, y los accidentes son totalmente evitables. Ahí es dónde se ve la falta de regulación Estatal en el sector, sumado a la omisión de los espacios de representación de los trabajadores, mucho de los cuales lo hacen desde la informalidad.
El 11 de octubre pasado dos obreros resultaron muertos tras un derrumbe en el barrio de Villa Crespo. Los trabajadores de 30 y 32 años quedaron atrapados entre los escombros cuando cedió una medianera de una obra en construcción en la calle Virasoro 1653. Según señalo Alberto Crescenti, titular del SAME, «Cuando llegamos ya no había forma de asistirlas».
En tiempos dónde se habla de reformas en el mundo del trabajo, de flexibilizaciones y pérdida de derechos para el pueblo trabajador, estos hechos sacan a la luz una problemática existente en todos los sectores del universo productivo del país. Las condiciones de trabajo están muy deterioradas, hay un Estado que está intermediando para el lado de los empresarios que precarizan y apelan a la informalidad para obtener mayores ganancias y también hay mucha desidia de gran parte del sindicalismo que no interviene en defensa de los trabajadores a los que debe defender.