Por Diego Ferraro
No se trata, en mi caso particular, de quien ganó. Sabido es que estan lejos de mi ideología. No es el tema que voy a escribir acá.
SE TRATA DE QUIEN PERDIÓ. De la inevitable satisfacción de verlos derrotados. De ver en sus caras, por una noche, el dolor de panza. El que ellos le hacen sentir al 55 % de los pibes del país, pero de hambre. De los que vinieron a cerrar escuelas y hospitales, a deteriorarlos mas y a drede. A los que consideran que los pobres no van a la Facultad. A los odiadores de clase, a los que los averguenzan los pobres, no la pobreza. A los genuflexos que le pidieron perdón al rey, que reciben al FMI de brazos abiertos. A los que quisieron mandar a su casa con el 2 x 1, los mismos que no dejaron volver a 30.000 personas a su casa. A los que empoderaron a las instituciones y el aparato represor del Estado, para meternos las reformas a palazos, para llevarse a Rafael, a Santiago, para meterle balas por la espalda a los menores. Los que vinieron a sacarle los remedios y la jubilación a los viejos. A los que hablaron de “caer” en la escuela pública. A los que descontrolaron el dólar y la inflación, mas por conveniencia que por ineficacia. A los que vinieron a precarizar aun mas las condiciones laborales. A estos que llaman empleo a no tener derechos laborales y pelarte el lomo en bicicleta, y encima a la explotación la quieran disfrazar de cultura de trabajo. A estos, los que te quieren hacer creer que la luz, el gas o el agua son un privilegio. Los que con millones en sus cuentas, vinieron por tu plato de arroz. Los de la justicia en la Rosada, la persecución constante a cualquiera que piense distinto y los procederes de manual ante las medidas impopulares. Los del desfinanciamiento de la Ciencia. Y si sigo pensando, sigo recordando.
Decime entonces, ¿Cómo no sentir satisfaccion de verlos de rodillas?