Por Lidia Baran
La pandemia del COVID-19 en Chile frenó, por el momento, las movilizaciones y las muestras de un pueblo que busca cambiar lo que Piñera sostiene dentro de la educación, la salud y la cultura Popular. El lema que inicio las protestas fue: Chile Despertó, hoy ese lema se sostiene y no se apaga a causa de un virus. Es por eso que traemos en ANCAP, el testimonio de quienes desde Chile, continúan con la idea y la resistencia más firme que nunca. En esta entrega es el de Paula.
El viernes 18 de octubre, pensaba en mis clases de los sábados, la visita a mi amiga que vive en Baquedano, pero ese viernes 18 puso de cabeza toda situación y plan para el siguiente día, puso de cabeza el sentir humano.
Mientras estaba prendida la tele, el noticiero alarmaba sobre lo sucedido, el celular no paraba de sonar. Los secundarios prendieron la llama que cada unx de nosotrxs esperaba con ansias hace tanto tiempo, todxs teníamos dudas, todxs estábamos con el corazón agitado, pensando si esto seguiría mañana, pasado y pasado. Y así paso, al día siguiente la barricada seguía prendida, las decisiones del estado explotaban en el alma, el militar de nuevo en las calles trajo el miedo guardado en los ojos de nuestras madres, el no saber qué hacer, la impotencia, la rabia por tanta represión, por la tortura, por las muertes…
Desde esa fecha la vida para todxs cambio rotundamente en varios sentidos, las relaciones con mis amigxs se hicieron más estrechas, el amor por mi familia se respiraba cada día con más fuerza, el amor por mis pares, el amor por mis compañerxs. He conocido a tanta gente desde aquella fecha y me he conocido a mí misma de nuevo, me descubrí por completo, me sorprendí de algunas capacidades y me enorgullecí por sacar mi voz, por sacar mi cuerpo, por levantar el puño sin miedo, por sentir esa necesidad de estar con el pueblo, esa rabia político social, ese resentimiento heredado por los años y años de injusticias sociales. Ahora, ahora podía sacarme todo eso de adentro, me sentí y me siento acompañada, se fueron los fantasmas de frustraciones pasadas, toda esta lucha, de todos estos meses, llenó mi vida de más ganas de vivir, de coraje y cariño.

Pasaban y pasaban los meses álgidos y revueltos y llegó a nuestro territorio, en manos de los viajantes acomodados, el virus que acecha el mundo entero, puso freno a la contesta y le vino cono anillo al dedo al opresor estado chileno, pero resulta que con todo el desarme sanitario y a medida que pasan los días, las evidencias de nuestras innumerables demandas se han hecho más que patentes, la negligencia del sistema que nos rige, la maldad humana construida por el capitalismo, el afán por proteger el modelo económico, siempre el modelo económico por encima de las vidas humanas, por encima de la vida de la/el obrerx.
Qué decir entonces, nos queda la espera, la ansiosa y quemante espera por salir de nuevo a las calles y refregar en los rostros inhumanos e indolentes, torturadorxs y asesinxs que nosotrxs en ningún momento hemos cesado, no nos hemos quedado calladxs, la lucha no se ha dormido, solo está tomando un respiro de protección sanitaria, para que todxs estemos vivxs, con las piernas y brazos puestos, con las piedras y el cemento expectante.
Foto de portada: Lidia Baran
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